viernes, 13 de enero de 2012

La Promesa De Libertad

El Señor nos quiere bendecir, pero también tenemos que estar atentos a que el enemigo se levanta con poder para que no recibamos la bendición. El Señor nos levantará, y sabiendo que Su venida se encuentra cercana, es extraordinario saber que estaremos en Su presencia porque buscamos de Él y edificarnos sobre la roca que es Cristo, quien resucitó venciendo a las huestes de maldad

La Promesa De Libertad


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Génesis 27:42-45 RV1569 Y fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú su hijo mayor; y ella envió y llamó a Jacob su hijo menor, y le dijo: He aquí, Esaú tu hermano se consuela acerca de ti con la idea de matarte. Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz: levántate, y huye a Labán mi hermano, a Harán. Y mora con él algunos días, hasta que el enojo de tu hermano se mitigue. Hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti, y se olvide de lo que le has hecho; yo enviaré entonces, y te traeré de allá, ¿por qué seré privada de vosotros ambos en un día?
Según el versículo anterior, vemos que se trataba de una casa con problemas, y esta es precisamente la situación que muchos cristianos tenemos que enfrentar en nuestros hogares. En esa casa, el padre era sumamente tolerante con el hijo mayor y le permitía –todo- y esto sucede frecuentemente en nuestra casa, especialmente cuando se trata de los primogénitos, que como padres podemos caer en la tentación de ser muy permisivos, que sin duda alguna, luego tendrá alguna repercusión negativa. En la casa de Isaac él amaba a Esaú y se agradaba de saber que su hijo, que había salido de sus lomos, traía provisión a la casa; sin embargo, en La Palabra dice que Esaú se consolaba con matar a su hermano por causa del engaño cometido con su padre al haberle arrebatado su bendición; por otra parte, la madre que era Rebeca, amaba notablemente a Jacob, por lo que estas dos manifestaciones divididas que se daba dentro del seno del hogar, al final produjeron enemistad entre los hermanos, donde Jacob se dejaba influenciar por la madre, quien pese a saber el llamado que él tenia, no lo supo ministrar correctamente.
(Génesis 28:1-4 LBLA)Y llamó Isaac a Jacob, lo bendijo y le ordenó, diciendo: No tomarás mujer de entre las hijas de Canaán. Levántate, ve a Padán-aram, a casa de Betuel, padre de tu madre; y toma de allí mujer de entre las hijas de Labán, hermano de tu madre. Y el Dios Todopoderoso te bendiga, te haga fecundo y te multiplique, para que llegues a ser multitud de pueblos. Y te dé también la bendición de Abraham, a ti y a tu descendencia contigo, para que tomes posesión de la tierra de tus peregrinaciones, la que Dios dio a Abraham.
Como vemos en el anterior versículo, Isaac rectifica su actuar bendiciendo a Jacob pese al engaño cometido, y para evitar confortamientos con Esaú, su madre lo instruye para que huya hacia Harán y se refugie en la casa de su tío Labán. Isaac debió rectificar su declaración de bendición hacia Esaú como cabeza de casa que le correspondía; y precisamente esa es la función que nos corresponde a los varones como cabeza de casa. A algunos padres nos sucede que cuando vemos que nuestro hijo predilecto está cometiendo errores no lo corregimos; pero si por el contrario, se trata de algún otro hijo que hace lo mismo, sí lo reprendemos, entonces no existe un equilibrio para disciplinar. Tenemos que considerar cómo está nuestro corazón en nuestro hogar y si estamos ministrando a todos por igual, porque la manifestación de favoritismos y preferencia no es equidad ni justicia, y eso es lo que tenemos que cuidar que no suceda en nuestro hogar.
Una de las acepciones de la palabra "Harán", es: "árido", y ésta a su vez significa "seco y desértico", es decir, donde no existe nada. Lo que sucedió en esta casa fue que la madre le ministraba a su hijo deshonestidad, y La Palabra dice que cuando un espíritu sale de nosotros va y vaga por lugares desérticos y áridos. Aplicado a nuestros hijos significa que cuando no les ministramos honestidad, los estamos enviando a lugares áridos y secos. Parte de la honestidad que estamos obligados a ministrar es reconocer ante nuestros propios hijos, que también cometemos errores, debiendo pedirles perdón por la falta cometida; por otro lado, tampoco es honestidad si somos beneficiados con algo injusto.
(Génesis 28:11-13 LBLA) Y llegó a cierto lugar y pasó la noche allí, porque el sol se había puesto; tomó una de las piedras del lugar, la puso de cabecera y se acostó en aquel lugar. Y tuvo un sueño, y he aquí, había una escalera apoyada en la tierra cuyo extremo superior alcanzaba hasta el cielo; y he aquí, los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Y he aquí, el SEÑOR estaba sobre ella, y dijo: Yo soy el SEÑOR, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en la que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.
Jacob era perseguido por su hermano quien lo quería matar, y seguramente tenía aflicción en su corazón por la angustia de ser perseguido; sin embargo, Jacob llegó hasta su padre Isaac porque estaba resuelto a ser bendecido; de esta misma forma, Dios está resuelto a bendecirnos hoy en -todo-.
(Génesis 28:14-16 LBLA)También tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás hacia el occidente y hacia el oriente, hacia el norte y hacia el sur; y en ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que vayas y te haré volver a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he prometido. Despertó Jacob de su sueño y dijo: Ciertamente el SEÑOR está en este lugar y yo no lo sabía.
La bendición declarada en el versículo anterior, no solo fue dada para Jacob, sino llega hasta nosotros como hijos de Dios. La descendencia que refiere el versículo se trata de nosotros mismos, porque si analizamos con detenimiento, nosotros estábamos perdidos como Jacob y no sabíamos dónde estaba El Señor; sin embargo, Jacob llegó a este lugar que se llama Betel que significa "Casa de Dios" donde les son reveladas las promesas del Señor; y de esta misma forma, nuestros hijos llegaran a la casa de Dios y estarán delante de Su presencia, porque Él no se le ha olvidado la promesa que nos hizo, y cumplirá lo que declaró en aquella oportunidad. En este "Año de la Libertad", El Señor le dice a Jacob que regresará a la casa de Dios, y todos también regresaremos a la casa de Dios donde El Hijo está preparando morada para nosotros.
LA LIBERTAD PARA VOVLER AL PADRE
Nosotros tenemos libertad para adorar, porque podemos caminar a la par de Dios y ser arrebatados por Él.
(Génesis 28:20 LBLA)Entonces hizo Jacob un voto, diciendo: Si Dios está conmigo y me guarda en este camino en que voy, y me da alimento para comer y ropa para vestir...
Este versículo nos dice que después de haber estado en la presencia Dios, Él nos hace libres; también nos muestra que representa la figura de hijos que engañan y que pese a que sirven y frecuentan la Iglesia no cambian su interior; nos enseña así mismo, que Jacob seguía siendo engañador y condicionando a Dios y no había aprendido que Él lo estaba guardando.
(Genesis 28:20-21 AMP) Then Jacob made a vow, saying, If God will be with me and will keep me in this way that I go and will give me food to eat and clothing to wear, So that I may come again to my father's house in peace, then the Lord shall be my God...
En esta versión de la Biblia, el verbo "shall" se utiliza en la tercera persona, no para indicar que algo pasará, sino para establecer un compromiso y una determinación de parte de Jacob, y esto también es para nuestra casa y una promesa para nuestros hijos, que si en algún momento pensamos que no llegarían a los pies del Señor y que eran engañadores, tendrá un encuentro con El Señor que le permitirá tener determinación para regresar a la Casa del Padre.
Vemos a Jacob que en medio de la angustia dejó su casa, pero Dios tuvo misericordia de él y le dio una promesa que lo guardaría y protegería.
(Éxodo 6:1 LBLA) Respondió el SEÑOR a Moisés: Ahora verás lo que haré a Faraón; porque por la fuerza los dejará ir; y por la fuerza los echará de su tierra.
(Éxodo 6:6 PDT) Por lo tanto, dile al pueblo de Israel: "Yo soy el Señor y los salvaré. Les daré la libertad y no seguirán siendo esclavos de los egipcios. Usaré mi gran poder para castigar a los egipcios y luego los liberaré a ustedes.
Estas son palabras proféticas, que si tenemos fe tendremos libertad para nuestra casa. Como sabemos, existe angustia en las naciones, y somos testigos de la aflicción que envuelve al mundo, y con frecuencia esa angustia se traslada a nuestro hogar, pero El Señor dice: "Usaré mi gran poder para castigar a los egipcios y luego los liberaré a ustedes.", de esta manera, caerán los espíritus y las huestes de maldad que nos angustian y El Señor será quien los envíe al fondo del abismo para hacernos libres.
(Éxodo 5:14-15 PDT) Los capataces egipcios habían nombrado jefes de cuadrilla hebreos y los habían hecho responsables del trabajo de los israelitas. Los capataces golpearon a los jefes de cuadrilla y les dijeron: —¿Por qué no hicieron la misma cantidad de ladrillos que han hecho siempre? Entonces los jefes de cuadrilla israelitas fueron al faraón y se quejaron. Ellos dijeron: —Nosotros somos tus siervos. ¿Por qué nos están tratando tan mal?
La Palabra nos describe que fue dura la vida para los israelitas que estuvieron bajo esclavitud de los egipcios, que como parte del maltrato que dirigían hacia ese pueblo, decidieron quitarle la paja para la fabricación de ladrillos, obligándolos a que esto disminuyera la producción ni la calidad del ladrillo; se menciona que los capataces egipcios castigaron a los jefes de cuadrilla israelitas, lastimándolos y pegándoles con una vara en la planta de los pies; esto se trata de una figura espiritual de lo que sucede en nuestra casa, porque a veces como padres tenemos la opresión de Egipto sobre nosotros y esto provoca que golpeemos a nuestros hijos en la planta de los pies, afectándolos gravemente, esto sucede cuando los rechazamos y los avergonzamos; y esto no sucede únicamente en la relación de padres a hijos, sino también de hijos a padres, por ejemplo cuando los herimos y los inhabilitamos para la postre. Si nuestros padres nos piden ayuda, hagámoslo y bendigámoslos.
(Salmos 50:14-15 LBLA) Ofrece a Dios sacrificio de acción de gracias, y cumple tus votos al Altísimo; e invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me honrarás.
El Señor nos dice que Él nos liberará y nos tiene preparadas grandes bendiciones en el "Año de la Libertad" pero antes tenemos que aprender a administrarla para no hacer votos en vano.
UNA BENDICIÓN PARA QUE BENDIGAMOS
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Muchas son las angustias, pero El Señor nos libertará de todas ellas, porque aunque queramos recibirlas, vendrán, sobre todo en medio de la enfermedad, pero si Dios visita nuestra casa, entrará la sanidad y la enfermedad saldrá huyendo.
(Job 36:16 BLA)También a ti te librará de la angustia. Una abundancia sin límites la reemplazará, y tu mesa rebosará de sabrosos manjares.
El tema de la libertad es extenso, pero en esta oportunidad El Señor nos quiso hablar de La libertad de volver al Padre y de la libertad de la angustia con ciertos propósitos.
Es Señor le habla a nuestros corazones y nos dice que también nosotros seremos libres de problemas de salud, económicos y de angustia, pero sobre todo, quiere que regresemos al Padre, no lo despreciemos, acerquémonos a Él porque es el único que nos puede liberar, porque siempre está dispuesto a bendecirnos con sus brazos abiertos. Como Padre, siempre tiene misericordia de nosotros.
(Jeremías 1:6-10 LBLA) Entonces dije: ¡Ah, Señor DIOS! He aquí, no sé hablar, porque soy joven. Pero el SEÑOR me dijo: No digas: "Soy joven", porque adondequiera que te envíe, irás, y todo lo que te mande, dirás. No tengas temor ante ellos, porque contigo estoy para librarte--declara el SEÑOR. Entonces extendió el SEÑOR su mano y tocó mi boca. Y el SEÑOR me dijo: He aquí, he puesto mis palabras en tu boca. Mira, hoy te he dado autoridad sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar y para derribar, para destruir y para derrocar, para edificar y para plantar.
El Señor nos ha dado autoridad, y para administrar nuestra casa quiere derramar sobre nuestra vida la unción y autoridad que le dio a Jeremías. Como ministros tenemos autoridad para liberar y proclamar libertad sobre nuestra casa y ser luz para los nuestros. Tenemos la autoridad para arrancar, derribar, destruir y derrocar todas las obras de maldad del enemigo, pero también para plantar y edificar. Hoy la Iglesia se levanta con autoridad en el Nombre poderoso de Jesús, hacia los cuatro puntos cardinales para proclamar ¡¡¡Libertad!!!

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