domingo, 16 de septiembre de 2012


La medida de tu fe

Dios nos ha dado una fe personal y especial para superar nuestros desafíos.

Cuando Jesús le dio el milagro de sanidad a la mujer cananea, quien pedía por su hija, le dijo: “Grande es tu fe”1. No le dijo grande es Mi poder o la fe en general, sino que se refirió particularmente a la fe que ella manifestaba. Cada quien tiene su fe personal e intransmisible. Aunque sí puede imitarse porque dice la Palabra que podemos imitar la fe de nuestros pastores. Esa fe particular puede usarse para todo, no solamente para salir de problemas, sino también para avanzar en tus sueños y anhelos. Pídele a Dios por lo que anhelas, aunque no sea para salir de un conflicto. Cambia tu sistema de creencias para renovar tu fe y veras que los resultados que obtienes serán mejores. La iglesia debe estar llena de gente bendecida por Dios que le otorga el honor y la gloria, porque a Él le agrada que le presentes tus proyectos, no solamente tus problemas.
Cada quien usa la fe de acuerdo a su medida y circunstancia. La cananea solo pidió salud para su hija, Salomón pidió sabiduría, pero si hubiera estado enfermo seguro le pide salud. Así que no debemos copiar la oración de otro, al contrario, oremos según lo que tenemos en nuestro corazón y a lo que necesitamos.
La conversación con el centurión romano fue diferente porque le dijo que no había hallado tanta fe como la que ese hombre tenía. Eso significa que Jesús estaba buscando fe. De hecho, en la Palabra dice que cuando Él regrese hallará fe en la tierra. Es decir que si nos la dio, quiere encontrarla. Dile a Jesús que encontrará en ti la fe que ha buscado en otros.
En Habacuc leemos un pasaje que sobre la fe podría confundirnos un poco porque dice que la visión tardará por un tiempo, pero luego dice que sin duda vendrá y no tardará2. Lo que quiere decir es que todo lo que esperas por fe y sin duda, no tarda tanto. La incredulidad del pueblo de Israel provocó que lo que tomaría 40 días, tardara 40 años en suceder. Los procesos que enfrentamos pueden ser más cortos de acuerdo a nuestra fe. Esa circunstancia puede tardar tanto como tu fe lo permita o se puede apresurar tanto como tu fe la altere. Este pasaje también dice que el justo vivirá por su fe. No por la fe en general, sino por la propia, la que se expresa en cada circunstancia. Además, descubrimos otra revelación importante, si por la fe viviremos, significa que también es posible  morir por la falta de fe. No me refiero a una muerte física, pero sí puedes morir en el ánimo y en el espíritu. Aprende a usarla para que te otorgue vida, no para morir en depresión y angustia.
Cuando Jesús sanó a unos ciegos que le siguieron también se refirió a la fe personal, ahora la de ellos3. Enfatizó que todo se hace conforme a lo que cada uno cree. Así que la cantidad de poder de Dios que recibes depende de tu fe. Si estás angustiado llora y desahógate, pero debes saber que no es llorando como recibes, sino que al decirle convencido: “Sé que lo harás, creo en mi corazón que recibiré lo que te pido”. Pídele al Señor, usa tu fe con una sonrisa en los labios porque estás convencido de que desea bendecirte.
La Palabra nos habla de una mujer que tenía 12 años de padecer flujo de sangre4. En este caso, Jesús también habla de la fe que ella tenía y la que fue efectiva para salvarla incluso del castigo que le esperaba por haber tocado a un hombre, ya que según la ley, era inmunda por esa enfermedad. Ella fue valiente y tocó a Jesús a pesar de saber que se arriesgaba a ser apedreada. Su fe y valor obtuvieron los frutos que esperaba porque Jesús la sanó y también la salvó. Fue como si le dijera: “No tengas pena, no serás castigada ya que no tocaste a un hombre, tocaste a Dios y eso no es prohibido”. 
Ella tenía fe, lo demostró durante los 12 años que buscó sanidad. No importa cuánto tiempo esperes, mantén tu fe porque el Señor sanará tu vida. Todos tenemos fe, la pregunta es si tenemos el valor de usarla. ¿Tienes la determinación para iniciar tu empresa o iniciar la carrera universitaria? ¡Imitemos a esta mujer con pantalones!
En otro momento, Jesús rogó porque la fe de Pedro no faltara, no lo criticó o condenó por la debilidad que demostraría, sino que le profetizó su futuro de bien en el Reino5. Entonces, Pedro volvió renovado y fue capaz de ver a los demás como hermanos, no como rivales o competidores. Esto fue posible gracias a su fe personal e íntima que no era igual a la de ninguno de los otros discípulos.
Dios ha dado fe a todos, una medida diferente y particular, adecuada para la circunstancia específica que cada quien enfrenta6. Creer no es lo mismo que tener fe, como no es lo mismo tener piernas y caminar, ya que el acto de creer es usar la fe que ya tenemos. Es decir que creer implica valentía para enfrentar y superar los desafíos.
Cuando Dios nos creó, nos formó con cuerpo, alma y espíritu, nos dio talentos y una medida de fe personal que nos ayudará a enfrentar nuestro retos y desafíos. La medida de nuestros problemas es congruente con la medida de fe que tenemos. No sé cuál es el tamaño de tu dificultad, pero te aseguro que tienes la fe suficiente para superarla, porque Dios ya te la dio. Acércate a Él y dile: “Señor, gracias por la medida de fe que me has dado, tendré el valor para utilizarla y enfrentar la medida de mis problemas, desafíos y sueños”.
 


1Mateo 15:28 relata:  Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.
2Habacuc 2:2-4 relata: Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará. He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.
3Mateo 9:27-30 cuenta sobre otro milagro:  Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
4Marcos 5:33-34 cuenta:  Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.
5Lucas 22:31-32 comparte: Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
6Romanos 12:3 asegura: Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. 

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