jueves, 15 de septiembre de 2011

PARA QUE TENGAS LARGA VIDA

Dos leñadores salieron a trabajar. Los dos trabajaron por el mismo número de horas. Uno de ellos usó su hacha sin cesar durante todo ese tiempo. El otro de cuando en cuando se detenía y se sentaba. ¿Cuál de los dos creen que logró cortar más árboles? El que se detenía periódicamente. Porque cuando se sentaba, a parte de descansar, se dedicaba a afilar su hacha. El otro por la urgencia de terminar rápido su trabajo, dejo de hacer lo que era importante: tener su hacha bien afilada.
Es muy fácil dejar de hacer lo importante por hacer lo urgente.
Esto nos puede pasar con mucha facilidad en la vida y el ministerio. El domingo siempre llega, la inercia de lo que viene nos puede envolver en una rutina de atender sólo lo urgente y perder de vista lo importante.
Como Cristianos también les puede pasar con mucha facilidad. Entre las diferentes actividades de nuestra vida y como cristianos podemos ser presas fáciles de lo urgente a expensas de lo importante.
Por eso, es fundamental tener claro en la vida y el ministerio qué es lo importante, porque siempre habrá cosas urgentes tocando a nuestra puerta reclamando nuestra atención, pero nuestras vidas deben ser siempre dirigidas por lo importante. ¿Qué es lo importante en la vida y el ministerio?
(Lucas 10:38-42)
El Señor Jesús va de camino, y es recibido por Marta en su casa. Marta, la mayor, como buena dueña de casa, se ocupa de atender al Señor y su compañía. Va y viene con bandejas, platos; ella todo lo dispone, ningún detalle se le escapa. En tanto, María, su hermana menor, "sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra". Para María no existe nadie más en ese momento en la sala: sólo Cristo. No tiene ojos ni oídos para nadie más ¿quién podría impedirle estar allí a sus pies oyéndole? ¿No había oído hablar tanto de Él? Pues, ahora lo tenía allí mismo, en su casa, ¿cómo no le iba a escuchar atentamente?
De pronto, en el colmo de la actividad que bulle por todos lados, Marta se acerca al Señor y le dice: "Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude". Ella encuentra que la actitud de su hermana es desfachatada. ¡Cómo estar sentada mientras hay tanto que hacer!

Como cristianos, sabemos que el más grande mandamiento de la Ley es amar a Dios por sobre todas las cosas y con todo nuestro ser. Pero ¿Qué es amar a Dios? ¿Qué es ponerlo en primer lugar?... Con respecto a las prioridades que debemos tener, el Señor nos dice:
  • El que ama a padre o a madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mi. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:37-39.
Todo aquello que ocupa el primer lugar en nuestras vidas se convierte en un ídolo. Para poder amar a Dios como Él es digno, debemos dejar la idolatría. Dios es celoso y Él quiere siempre el primer lugar en nuestras vidas, no soportará que nada ocupe su lugar en nuestros corazones.

Primeramente, tenemos que estar dispuestos a renunciar a todo lo que represente un ídolo. La familia es una bendición, pero puede convertirse en un ídolo, igual el trabajo, los bienes que poseemos, los talentos y los dones, en fin, todo lo que podamos considerar como nuestro, o lo que nuestros ojos puedan ver.

Llevar la cruz, no significa tener que cargar con una cruz literalmente o llevar un crucifijo. La cruz significa renuncia, significa despojarnos de todo lo que ocupe el primer lugar en nuestro corazón y entregárselo a Dios, para que Él nos de la nueva vida.
Hemos muerto para el mundo, pero vivimos para Dios. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas ( 2 Corintios 5:17).

Dios lo quiere todo, porque Él también lo dio todo en la cruz. Él renunció a todo lo que poseía para morir, por amor, por nuestros pecados.
Por tanto, Él no quiere solamente una parte de nuestras vidas, Él quiere toda nuestra vida. El Señor quiere que nuestra entrega sea total, para poder tener un encuentro con Él y amarlo de todo corazón.
Jesús nos dice:
  • No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde los ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón (Mateo 6:19-21).
ENTONCES CUAL ES EL GRAN MANDAMIENTO Y COMO PODEMOS ADQUIRIR LARGA VIDA
Marcos 12:28-32: «28 Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó: -De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante? 29 –
El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor -contestó Jesús-.30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” 31 El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” No hay otro mandamiento más importante que éstos.
 32 -Bien dicho, Maestro -respondió el hombre-. Tienes razón al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de él. 33 Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios. 34 Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo: -No estás lejos del reino de Dios. Y desde entonces nadie se atrevió a hacerle más preguntas.»*

Después de haber hablado la semana pasada sobre el perdón, un tema que está bien relacionado con el tema del perdón, y es sobre cual es el Mandamiento más grande. Es así como comenzamos nuestro MENSAJE DE HOY
Trataremos los siguientes Puntos:
(1) La Pregunta de un Fariseo.
(2) Amarás al SEÑOR.
(3) Amarás a tu Prójimo.
(4) Más que sacrificios.
(5) No estás lejos del Reino de Dios.
1. Un Fariseo Pregunta. – Este Fariseo según el relato que nos da el Evangelio de Mateo, era un Escriba también. El trabajo de ellos era de Interpretar la Ley. Siendo que según los Rabinos, el Antiguo Testamento tiene unas 613 leyes, era común entre los judíos tratar de resumirla en un solo Mandamiento. Nuestro SEÑOR la resume en DOS, al combinar Deuteronomio 6:5 con Levíticos 19:18. Estos DOS Mandamientos son un resumen de los DIEZ Mandamiento, y de toda la Ley. Veamos lo que dice el segundo punto.
2. Amarás al SEÑOR. – El amar a Dios es obedecerlo; es inclinarse a Él. Nadie puede decir que ama a Dios si no pone atención a la obediencia hacia Él. El amor es una entrega.
Veamos tres cosas sobre lo que nuestro SEÑOR dice aquí:
a. Lo primero es que Dios exige el amor con todo lo que uno tiene. Eso comienza con los pensamientos. Como uno piensa, así es uno. Podemos decir que toda nuestra devoción y pensamientos debe inclinarse hacia Dios.
b. El segundo es que debemos amar a Dios con nuestras fuerzas. Eso es ACCIÓN. Mostramos nuestro amor hacia Dios con nuestros hechos. Nadie puede amar de “palabras” solamente.
c. Lo tercero es que en realidad aquí no se trata de dividir a la persona en cuanto a alma, espíritu o cuerpo. Simplemente nuestro SEÑOR quiere decir que a Dios se le tiene que amar con TODO. No a medias.
Sigamos con el tercer punto.
3. Amarás a tu Prójimo. – ¿Quién es mi prójimo? Esa pregunta la hace el escriba en el Texto de Lucas 10:25-37. Nuestro Salvador responde con una Parábola que conocemos muy bien y es la del Buen Samaritano.
Para un judío, el amar a su prójimo se extendía por lo general a ellos mismos, o sea a otro judío.
 Nuestro SEÑOR enseña aquí que nuestro prójimo es cualquier persona.
 Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
A todos nos queda muy claro que amar (adorar, glorificar, confiar, honrar) a Dios es lo más importante. No tenemos ningún problema con eso, y seguro tampoco los fariseos lo tuvieron. Pero Jesús, nos lleva un paso más adelante. La vida no sólo se trata de amar a Dios, sino también, por ese amor a Dios, amar al prójimo como a uno mismo.
Aquí las cosas ya se ponen más densas.
Porque amar a Dios, si lo piensas, es bastante fácil; en el sentido de que Dios es bueno, santo, es bondadoso, es misericordioso; pero por otro lado, hay personas a nuestro alrededor que no son fáciles de amar como Dios.
Veamos TRES razones por qué debemos amar a nuestro prójimo:
a. En primer lugar, porque hemos nacido de Dios. 1 Juan 4:7 dice: «Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce.».
* Y luego el apóstol Juan agrega en el versículo 8: «El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.»*. Osea que nadie puede decir que es SALVO, y eso es lo que CONOCE a Dios quiere decir, si no ama a su prójimo.
b. En segundo lugar, es por el agradecimiento hacia Dios. Los versículos 10 y 11 dicen: «En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. 11 Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros.».
c. En tercer lugar es el tema de la semana pasada. El perdón por parte de Dios está relacionado con el perdón nuestro hacia nuestro prójimo.
I.¿Si no perdonamos, cómo podemos recibir perdón?
II.¿Si no amamos a nuestro prójimo que podemos ver, como podemos amar a Dios a quien no podemos ver? Ahora veamos lo que dice el siguiente punto.
4. Más que sacrificios.- En el Antiguo Testamento, los holocaustos o sacrificios eran parte de la Ley de Moisés. El sacrificio era también un tipo de BUENAS OBRAS, donde la persona se sacrificaba haciendo algo para agradar a Dios.
El Escriba responde bien y dice que el amar al prójimo es mejor que sacrificios.
Esto es una buena lección para nosotros hoy día sobre la importancia del amor al prójimo en unidad con el servicio a Dios.
En realidad, esa es la razón por qué tenemos Cultos de Células. No es solamente para edificarnos y gozarnos en estos Cultos. Es más, lo hacemos por el amor hacia los que no conocen el Evangelios todavía. Es por eso que evangelizamos en las calles. O le hablamos a otros del SEÑOR en el trabajo. Es por eso que compartimos el Evangelio con nuestros familiares.
No lo hacemos para ganarnos el Cielo haciendo Buenas Obras. Lo hacemos porque AMAMOS A NUESTRO PRÓJIMO, y eso es porque AMAMOS A DIOS. ¿Haz compartido el Evangelio con otra persona? No hay nada que lo haga a uno sentir mejor que el compartir las Buenas Nuevas del Evangelio con otra Persona. Sigamos con el último punto de nuestro mensaje.
5. No estás lejos del Reino de Dios. – JESUCRISTO ahora le dice al Escriba que ha contestado bien, que no está lejos del Reino de Dios. Algo le faltaba y era que necesitaba creer en JESÚS para Salvación.
No se sabe nada de este Escriba sobre qué hizo con su vida. pero sí podemos acordarnos de las palabras del Rey Agripa hacia el apóstol Pablo en Hechos 27:28: «Un poco más y me convences a hacerme cristiano -le dijo Agripa.».* Esa respuesta la hemos escuchado tantas veces. Agripa tal vez lo dijo con un poco de burla pero lo dijo después de haber oído la explicación sobre la base del Evangelio por parte del apóstol Pablo. Hay muchos que escuchan el Evangelio, y se quedan solamente con ESTAR CERCA pero nunca ENTRANDO. Eso nos debe recordar que ESTAR CERCA DEL REINO
Jesús quiere que nunca separemos a estos dos gemelos. Si quieres saber cuánto estás cumpliendo el primer mandamiento, haz una evaluación de cómo estás cumpliendo el segundo mandamiento.
De hecho, Juan lo dice en su primera epístola con toda claridad: “Si alguno dice que ama a Dios y aborrece a su hermano, el tal es mentiroso”.

Hermanos, lo más importante en la vida y el ministerio es amar a Dios y amar al prójimo.
No nos distraigamos con lo urgente de tal manera que dejemos de hacer lo importante. Que lo complicado de tus estudios, los exámenes que están viniendo, los sermones que tienes que preparar para el domingo, los cantos que tienes que ensayar para el culto, no permitas que te distraigan de lo más importante en la vida y el ministerio: Amar a Dios y amar al prójimo
                PASTOR Y MISIONERO ALFONZO ARROYAVE 

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